lunes, 23 de julio de 2018

23.07.18


Un error, otro error, otro más.... un cúmulo de errores que pesan sobre mi ansiedad en estos momentos. A mi favor, más que la excusa de no entender lo que estaba pasado ni absoluta ni exactamente. En mi contra, mi ser irracional, mi ser emocional.
Y es que ya no hay cabida para una más, ya no hay cabida para volverlo hacer, los hechos están consumados y mirar al cielo rogando que nada hubiese ocurrido es aún más estúpido, más bien, buscar la solución debe ser lo correcto. Pero, justo ahora, pienso que la solución ya no está en mis manos, una vez más se la dejo a mi aliado el tiempo.



A.D.A.

domingo, 22 de julio de 2018

19.10.12

viernes 10 de octubre.

Lo que menos odio es la parte mecánica y rutinaria de mi trabajo: el volver a pasar un asiento que ya redacté miles de veces, el efectuar un balance de saldos y encontrar que todo esta en orden, que no hay diferencias a buscar. Ese tipo de labor no me cansa, porque me permite pensar en otras cosas y hasta(¿Por qué no decirmelo a mi mismo?) también soñar. Es como si me dividiera en dos entes dispares, contradictorios, independientes, uno que sabe de memoria su trabajo, que domina al máximo sus variantes  y recovecos que está  seguro siempre de dónde pisa, y otro soñador y febril, frustradamente apasionado, un tipo triste que, sin embargo, tuvo, tiene y tendrá vocación de alegría, un distraído a quien no le importa por dónde corre la pluma ni qué cosas escribe la tinta azul que a los ocho meses quedara negra.

Mario Benedetti, La tregua. 

y así fue, no importaba pasar el día trabajando siempre y cuando todo el camino estuviese trazado, todo fuera simple y sencillo y es así como lo parecía, creer que todo era tan fácil; siempre y cuando hubiese un espacio para soñar porque detrás de esa persona había alguien mas quien disfrutaba ir mas allá del mundo en donde sus piernas estaban paradas. 
A.D.A. 

16.09.13

El día era nublado, frío, gris y cualquiera podría señalar como un día ensombrecedor, triste y nostálgico pero no, yo no lo vi así. Ese día para mi tenía la temperatura perfecta, la lluvia le daba un toque romántico. Yo cantaba, saltaba, bailaba, pues esperaba mucho de aquel día. Llegué justo a tiempo al lugar de la cita, hacía algo de frió y él aún no llegaba así que decidí tomar algo durante la ardua espera. 

Cuando salí de casa para dirigirme al lugar acordado noté que mi padre me miraba con cierta extrañeza, él se dio cuenta de lo feliz que estaba por que aunque yo no lo dijera mi cuerpo irradiaba felicidad,mi cuerpo gritaba: Nunca pensé, que alguna vez me sentiría así por el simple hecho de ver a alguien y bueno  tal vez llamarlo "simple hecho" no sea el mejor calificativo pues hacía ya tanto tiempo que no le había visto y justo todo ese tiempo había sido un tortuoso lapso que añoraba sentirme feliz aunque fuese por muy poco tiempo. 

Espere aproximadamente 20 minutos, comencé a desesperarme pero en seguida él llegó, mi corazón latía tanto como cuando recibí su primer beso, sólo con mirarlo me sentía vivir de nuevo. Lo vi, él sonrió y se sentó a mi lado y como siempre no paraba de mirarme detenidamente como inspeccionando mi rostro intentando encontrar algún cambio, segundos después recibí un beso, beso que me recordó cuanto le quería y que de verdad me estaba enamorando.
Hablamos acerca de lo sucedido en el tiempo en que no nos vimos. Seguía tan encandilada ante su presencia que sentía algo de vergüenza de que los fuertes latidos de mi corazón fuesen escuchados por él y se diese cuenta de lo que estaba sientiendo yo en ese momento.

Terminé el té que estaba mereciendo para aminorar la desesperación de la que yo consideraba, había sido una larga espera de tan sólo veinte minutos. Me levante, me dirigí a hacer el pago de mi consumo y  acto seguido, salimos de ahí. Fuera del lugar estaba lloviendo no muy fuerte pero sentía aquella brisa fría caer sobre mi rostro. Justo a unos pasos de aquel lugar el haló de mi mano izquierda llevando mi cuerpo hacia él hundiéndome en un caluroso abrazo, mis manos que seguían inmóviles pegadas a las suyas fueron llevadas aceleradamente por él mismo hasta su cuello haciendo que estas lo rodeasen como señal de un beso que se encendía cada vez más, un beso profundo, húmedo pero muy cálido que se contrastaba con el clima que estábamos viviendo y que hacía de aquel instante algo inigualable, algo perfecto.
¿Era su forma de besarme la que me hipnotizaba? No lo sé, lo único de lo que estaba segura era de que por primera vez en toda mi vida me había enamorado y eso por alguna extraña razón me asustaba demasiado, tanto que reserve mucho de lo que tenía para dar y conservar aquella seriedad que siempre me había caracterizado, pero sólo en el ambito superficial pues era esta una careta más que tenía que usar para cuidar de este corazón que ese día se estaba desbordando. 

Continuamos caminando por aquellas calles que antes yo había caminado pero que jamás lo había hecho a su lado escuchando las palabras sabiondas que constantemente tenía que escuchar y que en lugar de tomar como arrogancias o presunciones sin sentido alguno, yo las escuchaba con tanta admiración pues sabía que con él podía aprender mucho aunque fuesen los datos inútiles que como tales no sirven para nada pero siempre aumentan el acervo cultural de un individuo. Entonces, tal vez fue su típico: ¿Sabías qué?  o el hecho de que siempre tenía una respuesta a mis preguntas, lo que me enamoró de él.

A.D.A

13.07.18

Una de mis benditas coincidencias, quizá no es amor, quizá nunca lo será. Él, simplemente el reflejo de aquello en lo que me deseo convertir. Entender, aprender, caminar, descubrir, sorprender, impresionar, amar, ayudar y volver a empezar. ¿Cuál es el camino correcto sino ser tu mismo?

A.D.A.

07.05.23

Jamás te culparía de nada pues conozco mi responsabilidad dentro de esta situación, lo cierto es que ha habido momentos extremadamente felic...